martes, 7 de abril de 2020

Pastoral


A continuación tenéis la sesión de hoy, en 3º ESO D, para mostrar un ejemplo del comentario de texto que debéis entregar al correo ballester_ign@gva.es antes del 4 de mayo. Podéis elegir el poema que queráis de Las moras agraces, de Carmen Jodra Davó, individualmente o por grupos.



Pastoral

A la serena duerme mi ganado...
Miguel Hernández

A un cordero que es entre los rebaños
lo que un muchacho hermoso entre la gente
lo quiero con cariño diferente,
más propio de un rapaz que de mis años.

Come en mi mano, bebe de los caños
de metal renegrido de la fuente;
me bala, y su balido sonriente
inunda de dulzor los aledaños.

Esta mañana en que estoy bordando
grecas en un mantel, y canta el tordo,
y mi cordero bala casi hablando,

mientras él bala y brilla el sol y bordo,
me pregunto si lo querré igual cuando
envejezca y se vuelva fuerte y gordo (17).

Este poema titulado “Pastoral” de Carmen Jodra Davó (Madrid, 1980-2019) forma parte de Las moras agraces (La Bella Varsovia, 2020). Fue publicado recientemente por la editorial cordobesa un año después de que muriera su autora y veinte de que recibiera el Premio Hiperión, en 1999, cuando tenía diecinueve años. En esta ocasión a ese poemario lo acompaña Hecatombe, décimas que escribió también rondando esa edad, a los diecisiete, y merecieron el II Premio de Poesía “María Dolores Mañas”. Como es habitual en la joven poeta, el texto que comentaremos a contiuación demuestra el cariño por la tierra pese al desalentado ánimo de quien reflexiona sobre la actualidad al tiempo que actualiza a los clásicos que integran cualquier libro de texto de la ESO.
            No es casual por ello que el epígrafe (esa cita con la que empieza el texto, en cursiva) sea de Miguel Hernández, poeta oriolano que representa el contacto con la naturaleza, el vigor de la palabra sin aspavientos y el compromiso por la tierra que nos acoge. Ese verso, “A la serena duerme mi ganado”, es el primero de otro soneto, la composición clásica que sigue fielmente Carmen Jodra Davó después de que el italiano Giacomo da Lentini lo inventara en el siglo xiii, se hiciera universal con Francesco Petrarca y llegara a la lengua española con Juan Boscán en el siglo xvi. El poema de Hernández, “Raso y cubierto”, es el siguiente:

A la serena duerme mi ganado,
tornaluna de música y sendero,
y está su lana, tanto da el lucero
con ella, de un color puro escarchado.

A la serena duerme mi ganado,
y al abrigo de un lado de romero
¡qué cosa más florida de cordero,
que me lleva perdido enamorado!

Aire arriba, me voy por la mañana
en busca de la hierba no mordida,
delante de la nieve que vigilo.

Aire abajo, me alejo de la lana
por la tarde, a la cosa más florida,
y la gozo pacífico y tranquilo.

Retomarlo nos sirve para explicar de qué manera Jodra Davó desarrolla esta composición clásica en los albores del siglo xxi. La estructura es similar, pues, si nos fjiamos, grosso modo, antes de centrarnos en “Pastoral”, ambos sonetos comienzan con la preposición “a” y concluyen con dos adjetivos de connotaciones positivas, como veremos. Por supuesto, ya lo apuntábamos al mencionar el respeto que existe por esta forma métrica, se cumple con el modelo petrarquista y el texto propio del género lírico se compone de catorce versos endecasílabos (es decir, de once sílabas), divididos en dos cuartetos (estrofas de cuatro versos) y dos tercetos (estrofas de tres versos). La rima es consonante; y el esquema métrico, el siguiente: 11A, 11B, 11B, 11A, 11A, 11B, 11B, 11A, 11C, 11D, 11C, 11D, 11C, 11D. La única variación se da en los tercetos, pues Hernández sigue el esquema final C, D, E, C, D, E; mientras que Jodra los entrelaza sin necesidad de una quinta rima: C, D, C, D, C, D.
            Más allá de estos detalles formales, propios de quienes han cultivado el tema de la naturaleza en la historia de la literatura en español como Francisco de Quevedo o incluso sor Juana Inés de la Cruz, destaca el amor que siente por un animal mientras trabaja ante el paso del tiempo.
            Se entrecruzan de este modo varias marcas que podemos ir analizando uniendo el tema y el contenido ya que, incluso en el tercer milenio, tema y forma van de la mano. No expresaremos una declaración de amor de la misma manera empleando una carta a mano con tinta oscura que un audio de WathsApp, por poner un ejemplo. Lo haremos de diferente modo pues, ya sabéis, el canal e incluso el código (teniendo en cuenta el lenguaje no verbal que se vincula con las funciones del lenguaje) influyen en el contexto (cómo nos llega ese mensaje ahora, en época de confinamiento) sin olvidar que prima la función poética.
            A un cordero se dirije el sujeto poético (que no tiene por qué vincularse necesariamente con quien escribe el texto de manera autobiográfica; no olvidemos que la literatura es ficción). Jodra (y también Hernández) se dirige en primera persona a ese ser vivo que descuella “entre la gente”, mientras describe la faena, la tarea que se lleva a cabo en el campo, en un ambiente agreste, rural. Prima la repetición de sonidos que simulan o parecen identificarse con el ruido que emite ese cordero (proliferan la vocal “e” y la consontante oclusiva bilabial sonora; pongamos por caso los verbos del último verso: “envejezca y se vuelva”). En este sentido, el verbo “bala” se parece al que es propio de los seres humanos cuando articulan palabra (“habla”) amén de hacernos pensar en el sustantivo que podría referirse a la rapidez con la que pasa y nos ataca el tiempo. De ello dan cuenta las consonantes líquidas (“l”) y vibrantes (“r”): “mientras él bala y brilla el sol y bordo”.
            La rima se vale de la letra particular que existe en español, la eñe; y también dentro del verso como “cariño” o “mañana”. Se consolida así una estructura que asientan del mismo modo rimas internas como “renegrido” o “balido”. En ambos poemas, especialmente en el que nos ocupa, cabe mencionar el tono tranquilo y apaciguado del ganado o del rebaño que se alimenta y llega a ser “fuerte y gordo”: un cierre positivo, esperanzador para el trabajo bien hecho, en el que desemboca una serie de acentos típicos de la descripción el campo, donde se desarrolla la acción (“observar”) en golpes de voz, por lo general, en sílabas pares; con marcada insistencia en la cuarta o tercera sílaba (señalada en cursiva: “A la serena duerme mi ganado” / “A un cordero que es entre los rebaños”). Y es en este juego de Hernández-Jodra donde podemos advertir un cambio formal vinculado, según lo adelantábamos, con el tema: si Hernández arranca con el acento en tercera sílaba, Jodra lo hace en cuarta. Ambos se comunican de distintas maneras: en uno sube y baja, quizá por las peñas, y en otra va recogiendo el horizonte con la línea temporal, sin moverse, hasta que, por último, en los dos casos, las estrofas finales se centran en la tercera sílaba para romper el ritmo anterior y sugerir un final placentero, satisfactorio.
            El paso del tiempo en los animales, en contacto con los seres humanos, permite con Jodra actualizar el tópico latino de carpe diem (aprovecha el momento) mediante un lenguaje cercano, fácil de entender, enriquecido con términos de indudable fuerza fónica y semántica (como “rapaz” y “dulzor”), empleando anáforas (en el segundo y tercer verso del primer cuarteto; o en el penúltimo verso del segundo cuarteto y del segundo terceto: “me” más verbo) como marcas que dividen el poema mediante la deíxis temporal que explica cuándo se fija el acontecimiento descrito: “Esta mañana”.
            Estamos ante un caso claro de las posibilidades que sigue ofreciendo el soneto en la poesía en español, ya que reescribe tópicos literarios mediante relaciones intertextuales y cambios con el objetivo posiblemente de lograr un texto claro en el que caben al final dos términos normalmente ajenos a la poesía y que, aquí, gracias la estructura (re)creada nos animan a pensar en quien crece “fuerte y gordo”. Una palabra, esta última (como “cosa” en Hernández), que difícilmente podríamos considerar propias de la lírica más solemne de la tradición renacentista. Dicho poema, “Pastoral”, aunque funciona de manera autónoma, se ligará y generará mayor número de relaciones con el poemario Las moras agraces en esta nueva edición.

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